La imagen en la escuela: Una protagonista subestimada

La imagen ha estado en al ámbito educativo desde siempre, sin investigaciones neurocientíficas de por medio, el hombre siempre ha sabido instintivamente que la imagen era un gran recurso para enseñar, pues la misma naturaleza de lo visible es mostrarnos la realidad, y no hay nada más convincente para la mente humana que lo que pueda ver con sus propios ojos. Sin embargo, la imagen ha sido continuamente relegada al ámbito de lo ilusorio y poco académico, como si el conocimiento científico sólo se llevara bien con el lenguaje verbal. Tanto así que el modo de usar la imagen en las escuelas de hace más de un siglo no dista excesivamente de cómo se usaba la imagen hasta hace muy poco en los colegios. ¿Y hoy? ¿Cuánto nos diferenciamos de aquella escuela decimonónica?




Estamos en el siglo XIX y tengo la rara suerte de poder asistir a un colegio. 
Mis padres dicen que el maestro es un señor muy sabio y respetable y que en los libros que nos enseña encontraré  todos los conocimientos para cultivarme. 
La sala está impecable, todos miramos al profesor en un silencio impoluto.

En la pared hay un mapa del país. 
Siempre lo miro cuando estoy cansado o me distraigo, 
en realidad es lo único que se puede mirar en la sala. 
Bueno, también está el pupitre, 
tienen algunos rayones y mensajes en las zonas ocultas de la tapa.

Nos dicen que abramos el libro. Vamos a la página 48. 
¡Oh, qué suerte!, esta vez la lección va acompañada de algunas imágenes. 
Nos reímos con mi compañero de banco porque el hombre de la ilustración  
se parece al profesor jajaja. 
Mi parte favorita del libro es cuando hablan
 del aparato digestivo porque son dibujos muy impactantes
 con un niño abierto por la mitad, sin piel en la barriga,
 pero sonriendo  y lleno de figuras extrañas por dentro.
 Espero que pronto lleguemos a esa lección.

Seguí por un rato mirando el dibujo que nos había causado risa.
 Parece que se trataba de un labrador, seguramente había que leer
 un cuento sobre el campo o resolver un problema
 de matemáticas sobre calcular algo sobre unas tierras.
 En eso pensaba cuando justo el profesor pasa al lado mío
 y me da un buen palmazo en la cabeza.
 – ¡Concéntrate niño! 
¡Que hay que leer la lección, no quedarse mirando los dibujitos! –

El relato de este niño, aunque inventado, nos habla de una problemática histórica real, como es el rol de la imagen en la enseñanza formal, usualmente subestimada frente al enorme dominio del lenguaje verbal.  Hoy la realidad en las aulas es muy distinta a lo que nos describe este niño, pero lamentablemente nuestro sistema aún conserva algunos elementos de esa educación antigua y  todavía quedan algunos resabios en cuestiones bastante estructurales. Como es por ejemplo el rol le damos a la imagen en la comunicación didáctica, que aún hoy suele ser un papel bastante limitado e incluso en algunos casos casi exclusivamente ornamental.

Momento 1
Existe un estudio bastante interesante de María Alicia Villagra que habla sobre esta relación conflictiva entre imagen y enseñanza. Villagra propone que podemos considerar que han existido diferentes fases de lo visual en la escuela. El primer momento, que identifica como "La imagen ausente", es una situación que se dio en mayor grado anterior a los años 60, cuando las ilustraciones en los textos escolares o las láminas en las paredes del aula eran algo excepcional, y se le daban muy poca relevancia. 

Con la modernización de la pedagogía, el interés en los audiovisuales, etc., la situación se fue modificando hacia una segunda fase en que existían más imágenes en la clase, pero muchas veces con poco sentido didáctico.

Incluso hoy podemos seguir observando las malas prácticas de ese segundo momento, que Villagra llama “Escenas permitidas, la imagen decorativa y todo bajo control”. Esta actitud frente a la imagen que se refleja  en la calidad de las ilustraciones, la forma superficial en 
Momento 2
que muchos profesores tratan la información visual en una lección o en el mito de que la riqueza visual tiene que ver con algo artístico que les interesa a algunos pocos con talento innato. Esto también fue potenciado por políticas educativas que parecieron potenciar más la cantidad que la calidad. Es decir, que cuando los expertos dijeron que hacía falta mayor diversidad de lenguajes en el aula (visual, sonoro, táctil, motriz), se intentó solucionar de una manera muy superficial: incrementando la cantidad de ilustraciones en los recursos didácticos o la cantidad de afiches ornamentales para las salas  y más adelante instalando televisores en las salas o luego ordenadores. Pero poco se invirtió  en la formación de profesores en comunicación visual, o en trabajar por producir materiales didácticos (digitales o de formato tradicional) que realmente aprovecharan las inmensas posibilidades del lenguaje visual para transmitir conocimientos.

El asunto de la formación de maestros en este ámbito no es menor. Es necesario trabajar en el uso que se hacen de las imágenes para enseñar, lo cual no constituye un conocimiento innato, sino que debe ser aprendido, por eso se habla por ejemplo de alfabetización visual. Pero el problema también está a veces en los materiales didácticos, como nos comenta María Rita Otero  (quien estudió las imágenes que se usaban para enseñar física a los niños). Dice que la forma en que los textos escolares analizados presentan la información visual demostraría que se suelen ignorar las dificultades que constituye la representación interna del conocimiento. Es decir, que se da por hecho de que existe una relación directa  entre las ilustraciones del aula y las imágenes mentales que los niños se forman para representar el conocimiento, además de concebir lo visual como algo sencillo, transparente e incuestionable.

Momentos más evolucionados
Volviendo a los estudios de Villagra, podemos decir que tras los momentos 1 y 2, describe una fase 3, que es más cercano a lo que se está alcanzando en muchas escuelas que intentan dar más valor a lo visual. En esta etapa que la autora identifica como: "El docente mira e invita a mirar la imagen", lo visual ya no es meramente decorativo sino que también aporta en el discurso didáctico, el maestro guía la mirada de los estudiantes a las ilustraciones o videos, intercalado con el discurso verbal. Pero luego, nos indica que la idea es ir en busca de un momento 4, y que en algunas aulas más adelantadas ya estén viviendo ese nuevo nivel de utilización el lenguaje visual, donde la imagen ya ni siquiera necesita complementar al texto, sino que puede perfectamente ser la “solista en la partitura didáctica”. La idea es que la percepción se una a la comprensión, para detonar procesos cognitivos más complejos tendientes a una actitud constructivista en la apropiación de conocimiento.

¿Cuánto nos falta entonces para llegar a aprovechar las enormes posibilidades de la imagen en el aula? ¿En qué fase se sitúan las diversas aulas del país? ¿Cuáles son los pasos más importantes para dirigirnos a ese buen uso de la comunicación visual y reconciliar al fin Imagen y Enseñanza? Hablaremos en las próximas entradas de estas y otras muchas cuestiones para comprender esta problemática e intentar aportar a futuras mejoras.


Fuentes comentadas

. OTERO, María Rita. (2004): “Las imágenes en los textos de Física:
entre el optimismo y la prudencia”. Cuaderno Brasileriro de Ensino
de Física, 21 (1), 35-64.

. VILLAGRA, María Alicia: “Imagen y Enseñanza: Una relación conflictiva”.
Módulo de Teoría y Análisis de la Representación. UNED.

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