Pensamiento visual, uno de sus libros más destacados, indica que nuestra percepción es un mecanismo enormemente complejo y que distinto a la idea tradicional, no se trata de una acción pasiva en que absorbemos datos y el cerebro traduce.
En realidad, nuestra percepción visual desarrolla un volumen extraordinario de acciones sincronizadas y continuas desde la entrada de la luz por la pupila hasta las distintas áreas del cerebro que nos permiten ver. Es un proceso totalmente dinámico y activo que va recabando información continuamente, enfocando según lo que nos interesa, buscando datos relevantes, traduciendo, identificando y relacionando.
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Rudolph Arnheim |
Es decir que ver, no es tan distinto a pensar, o mejor dicho, se hace imposible establecer un límite radical entre ambas acciones, pues nuestra mirada trabaja mano a mano con una intensa actividad mental que no solo traduce, sino que también conduce la mirada. Es un trabajo en equipo para dar sentido a la luz que vamos captando a cada momento.
"El pensamiento es un ingrediente esencial en la percepción misma. Operaciones como la exploración activa, la selección, la captación de lo esencial, la simplificación, el análisis y la síntesis, el complemento, la corrección, la comparación, la solución de problemas, la combinación, la separación y la puesta en contexto.
Estas operaciones son el modo en que la mente del hombre y el animal tratan el material cognitivo a cualquier nivel. No existe diferencia básica entre lo que sucede cuando una persona contempla directamente al mundo y cuando se sienta con los ojos cerrados y “piensa”"
La separación entre percepción y pensamiento es una idea esencial en nuestra cultura occidental desde la antigua Grecia, que ha desembocado en la noción que tenemos del arte o del valor de la imagen para construir conocimiento.
Los filósofos griegos consideraron que era necesario marcar una diferencia entre el mundo de los sentidos y el de las ideas. Lo cual nos ayudó a tener una visión menos ingenua del mundo, ser desconfiados con lo aparente y someter a juicio racional las ideas. Sin embargo, esta separación podría llegar a ser excesiva si nos desvinculamos demasiado de nuestra percepción natural de la realidad que a fin de cuentas es nuestro único contacto real con el mundo que nos rodea.
Por otra parte, la estigmatización de lo visual como algo exclusivamente "ilusorio", subestimando su capacidad para construir conocimiento es un error. Pues sabemos que existen cuestiones (incluso ideas abstractas) que son más fáciles de explicar a través de una imagen que por medio del lenguaje verbal.
De todos modos, el gran problema fue que la advertencia de los griegos sobre lo aparente, se fue extremando con el tiempo. Se fue abandonando la complejidad con que abordaban esta cuestión los primeros filósofos y se fue relegando lo visual al campo de lo más irracional y menos elevado. Incluso sociedades religiosas medievales prohibieron en algunos casos el uso de la representación visual, vinculándolo a lo engañoso, mientras que por otra parte, el lenguaje verbal sí era digno de contener las "santas escrituras", es decir lo elevado, la verdad, el conocimiento.
Y así con el tiempo, aunque dejamos de vivir en una teocracia o en la Acrópolis, la herencia nos siguió pesando y se siguió situando a las ramas del quehacer humano en esferas separadas: ciencias exactas/ ciencias sociales/ humanidades, encasillándolas y dándoles pocas posibilidades para interactuar entre sí. Haciendo casi imposible que una reflexión desde el trabajo de la representación visual del mundo tenga un verdadero reconocimiento intelectual, salvo algunas excepciones.
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Ilustraciones del científico Ernst Heackel https://es.wikipedia.org/wiki/Ernst_Haeckel |
En el caso de la producción de imágenes hay que reconocer un momento de luces en el período de enorme desarrollo científico logrado con el Renacimiento pero aun más tras el período de la Ilustración, que resultó ser un momento en que se aprovechó el enorme potencial de lo visual para compartir conocimientos, ejemplificado claramente en la primera Enciclopedia, repleta de ilustraciones que daban a conocer la Técnica y los últimos avances del mundo moderno.
Era una época en que casi no se hacía distinción entre arte y ciencia, en la cual los ilustradores se interesaban por cuestiones científicas, o que los investigadores e intelectuales se ponían a dibujar a la par que a escribir para expresar sus últimos descubrimientos.
Pero más tarde esta noción de arte dio un vuelco bastante grande, especialmente con el advenimiento del Arte Moderno, que separó del todo lo artístico con cualquier actividad práctica. Al margen de los puntos positivos que se podrían haber sacado de esta independencia del arte de una función utilitaria, hay que reconocer el drama de que se haya desvinculado de tal modo toda la actividad de la producción visual de otros intereses humanos además de los estéticos.
Pensamiento visual nos viene a decir con fundamentos científicos que este divorcio entre sensación y pensamiento es absurdo, porque la percepción en sí, es también inteligente, es un modo de pensamiento. De modo que su valor en los procesos educativos es incuestionable.
“Las artes se descuidan porque se basan en la percepción, y la percepción se desdeña porque, según se supone, no incluye el pensamiento. De hecho los educadores y los administradores no pueden justificar concederles a las artes una porción de importancia en el currículum, a no ser que comprendan que son los más poderosos medios para fortalecer el componente perceptual sin el cual el pensamiento productivo es imposible en cualquier campo de actividad.
El descuido del arte es sólo el síntoma más tangible de la difundida inacción de los sentidos en todo dominio del estudio académico.”
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