Pensamiento visual, uno de sus libros más destacados, indica que nuestra percepción es un mecanismo enormemente complejo y que distinto a la idea tradicional, no se trata de una acción pasiva en que absorbemos datos y el cerebro traduce.
En realidad, nuestra percepción visual desarrolla un volumen extraordinario de acciones sincronizadas y continuas desde la entrada de la luz por la pupila hasta las distintas áreas del cerebro que nos permiten ver. Es un proceso totalmente dinámico y activo que va recabando información continuamente, enfocando según lo que nos interesa, buscando datos relevantes, traduciendo, identificando y relacionando.