Los mapas mentales en que se basan nuestros procesos
cognitivos se alimentan de lo que percibimos del mundo y de los procesos
racionales que hacemos con esa información. Con esto, la labor de un docente es
proporcionar información y experiencias que le permitan al alumno obtener estos
nuevos datos percibidos y saber trabajar con ellos en su mente. Nuestro cuerpo
está preparado para recoger esa información con mecanismos muy complejos, que “mágicamente”
transforman rayos lumínicos, ondas sonoras, sustancias químicas o fuerzas de
presión ejercidas sobre la piel, en impulsos electromagnéticos que el cerebro finalmente
convierte en información coherente.
Evidentemente, no es necesario conocer en
detalle estos procesos a nivel psíquico o fisiológico, pero ciertos datos
claves sobre la percepción nos podrían ayudar a entender cómo ocupar mejor los
recursos visuales en el aula.
Ahora bien, aunque
los docentes tengan claro de que la visión es una cuestión importante dentro
del aprendizaje (considerando que hablamos sobre aulas de alumnos videntes,
aunque la imagen mental de gente ciega es un tema muy interesante que podríamos
tratar en otra oportunidad), es posible que no sean conscientes que el aparato
perceptivo visual acapara el 70% del total de receptores que posee nuestro
cuerpo y que los nervios ópticos conforman un tercio de todas nuestras fibras
nerviosas. Por ello la educación clásicamente se ha centrado en ver y escuchar
(otro gran sentido). Sin quitar lo anterior, no olvidemos tampoco que hay otros
sentidos además de los mencionados, que tienen características muy especiales
(como la conexión del olfato con las emociones o el recuerdo), y que deberían
ser considerados en la escuela.
Pero centrémonos en el sistema perceptivo visual y
comentemos algunos datos que nos puedan “abrir los ojos” sobre algunas
cuestiones que pueden ser útiles en la clase.
- - Primero, tener presente lo básico. El aparato visual no son sólo los ojos, es también el cerebro. De hecho el ojo es el que recoge la información y el cerebro es el que traduce estos datos y les da coherencia en el sistema cognitivo del alumno en un proceso continuo y veloz de trabajo compartido. ¿Qué implica esto? Pues que VER no significa sólo captar imágenes, sino que es un proceso de identificar, dar sentido, relacionar con lo que ya conocemos, etc. Por ello, la interpretación de cada alumno será diferente, pues lo que ven depende de sus capacidades cognitivas, de sus experiencias visuales anteriores, del nivel de atención que esté poniendo, etc. Y es que solemos relacionar la visión con una capacidad muy básica del cuerpo, pero en realidad es un mecanismo de alta complejidad y muy vinculado a los altos procesos cognitivos. Así, para “ver bien”, entender lo que se está mostrando en una lectura provechosa, hay que hacer un esfuerzo cognitivo más profundo que la visión “a primera vista”. Y esa es una capacidad esencial que hay que enseñarles a los más jóvenes, ya sea enfocándolo a la parte cognitiva para el aprendizaje (profundizar sobre las imágenes utilizadas en las distintas materias), estética (practicar la contemplación y el análisis), expresiva (producir un lenguaje visual personal que les de herramientas para mostrar sus ideas o sensibilidad sobre las formas), crítica (estar atentos de los mensajes implícitos que reciben de los mass media).
- Según la Psicología Cognitiva, existen bastantes evidencias de que el sistema representacional del cerebro es múltiple, lo que significa que las representaciones internas que nos hacemos, por ejemplo, de una palabra es distinta a las que nos hacemos de una imagen, es decir, que diferentes sistemas simbólicos son procesados en lugares distintos del cerebro. Aunque esta idea está ampliamente aceptada entre los investigadores, existen distintas teorías sobre cuáles son específicamente estos sistemas de representación. Algunos como Paivio postulan que debemos hablar de un Sistema Dual de representación (información verbal y no verbal); luego Bruner plantea que hay tres tipos de representaciones, las Enactivas (que construimos con acción), Icónicas (imágenes que vemos) y Simbólicas (lenguajes que vemos o escuchamos). De todos modos, lo esencial de estas teorías es que existen estos diferentes canales que podríamos imaginar como cajoncitos en que se procesan los diversos TIPOS de informaciones.
Lo interesante que plantean estas teorías es que aunque estos sistemas sean independientes, estarían conectados entre sí, por lo que sería posible transformar la información de un sistema a otro, por ejemplo, si vemos una ilustración (que sea procesada en un canal visual) podemos hacernos internamente una descripción en palabras de esa imagen y así tener también una representación de la imagen pero ahora en el canal verbal. La ventaja de esto es que es posible fortalecer una información si la tenemos presente en varios sistemas simbólicos al mismo tiempo. Llevado a la realidad del aula, esto significa que presentar un contenido en varios registros (descripciones verbales, imágenes, actividades, etc.) refuerza la información y la memorización de los contenidos, porque no quedará sólo almacenado en su propio sistema, sino que habrá una conexión entre los diferentes sistemas y se crearán redes con los contenidos similares que estén conectados a los sistemas simbólicos utilizados. También hay que considerar que entre las diferentes personas existen preferencias entre los diversos tipos de representación. Por lo cual el aula DEBE contar con variedad de lenguajes y actividades, no sólo por consolidar los contenidos, sino porque hay que intentar llegar a los diferentes tipos de estudiantes en los códigos que les resulten más comprensibles o atractivos.
- - Los nervios ópticos que salen de ambos ojos hacia el cerebro se reúnen en el Quiasma Óptico y desde allí van a distintas partes del cerebro, desde ese lugar esta información se va procesando en variadas zonas (distinto a lo que se pensaba antes, que la visión estaba sólo en un lugar bien específico del encéfalo) pero algunas de las fibras que salen del quiasma óptico se dirigen directamente hacia el hipotálamo. Este hecho resulta muy interesante, pues el hipotálamo es un núcleo cerebral que controla funciones básicas del organismo como la temperatura corporal, la producción de hormonas o las expresiones físicas de las emociones. Esto explica que existan ciertas reacciones emocionales ante ciertos estímulos visuales. De este modo, lo que ya sabía la cultura popular (la vinculación de las imágenes con la respuesta emocional de las personas) se ha demostrado científicamente. No sólo porque la información visual procesada nos retrae a determinados recuerdos o cuestiones de identificación personal, sino que también en niveles muy básicos pues la información visual en bruto llega a este sector primitivo del cerebro llamado hipotálamo y nos provoca determinadas reacciones emocionales. Así es como los distintos colores o formas nos provocan ciertas sensaciones a un nivel primario, sin si quiera darle previamente un significado a ese estímulo. Esto bien lo saben los publicistas, diseñadores o artistas, que no sólo juegan con el significado explícito de las imágenes, sino que saben que ciertas composiciones, determinadas texturas, colores y ángulos provocan efectos primarios en los espectadores. Como docentes no se puede ignorar esta vinculación de lo visual con lo emocional, más cuando la neurociencia ha dejado bien claro que el comprometer a los alumnos emocionalmente es clave para aprendizajes efectivos.
- - El hecho de que el sistema perceptivo sea capaz de convertir rayos de luz en impulsos electromagnéticos que viajan por fibras nerviosas que luego conformen imágenes dentro de nuestra mente, es algo extraordinario en su precisión y velocidad que ha evolucionado desde hace millones de años, desde los primeros ojos de los animales que vivían bajo el agua. A decir verdad, la maquinaria del ojo fue concebida bajo el agua, y aunque se adaptó para ver fuera de ella, nunca tuvo tan buen desempeño como en el ambiente acuático. En este sentido, a pesar de que la percepción visual es uno de los sistemas más alucinantes de la biología humana, posee también ciertas limitaciones. Por ejemplo, nuestra visión sólo es sensible a un reducido fragmento de la energía radiante del cosmos, aproximadamente 1/70, también podemos decir que la mirada con ambos ojos abarca un ángulo de visión de 164°, pero que en realidad la visión enfocada sólo se encuentra en un pequeño segmento al centro (campo foveal) que es mucho más agudo, por eso todo lo que vemos de “reojo” es borroso y por esto es que necesitamos que los ojos se estén moviendo constantemente. En cuanto a las características de la visión que se vinculan a un nivel cognitivo mayor, sucede que tenemos la extraordinaria capacidad de percibir constantes (sabemos que un vestido es el mismo aunque la persona se mueva o cambie de ambiente e iluminación), pero estas mismas capacidades de nivel psicológico producen en ocasiones ciertas “anomalías” como la Estimación Inexacta o también conocidas como Ilusiones ópticas, donde se produce un error al enfrentarse lo que “esperamos ver” a lo nuevo o ambiguo. De este modo el docente tiene que saber que la visión también puede estar sujeta muchas veces a errores, por ejemplo cuando un estudiante confunde un elemento nuevo con otro que le resultaba más familiar, cuando no sepa si el volumen de una gráfica es hacia dentro o fuera, o incluso que tenga anomalías fisiológicas como el daltonismo. En resumen, lo importante es que el docente tenga claro la importancia de la imagen en la educación, pero que también sea consciente de que en muchas ocasiones las imágenes pueden inducir a equívocos, llegar a ser confusas, plurisignificativas o inadecuadas. También es su labor como docente hacer entender a los mas jóvenes que aunque los ojos son nuestra gran herramienta para inspeccionar el mundo, existe una enorme porción invisible para nosotros, ese 69/70 de la energía radiante del cosmos, y que de este modo lo aparente no siempre es lo cierto. Algo básico para la construcción de un pensamiento reflexivo y crítico.
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